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El Cordero rompió el segundo sello, y oí que el segundo ser viviente decía:

— ¡Ven!

Salió entonces otro caballo de color rojo. A su jinete se le dio una gran espada con la misión de borrar la paz de la tierra provocando guerras fratricidas.

Rompió el Cordero el tercer sello, y oí al tercer ser viviente que decía:

— ¡Ven!

Al mirar, vi un caballo negro, cuyo jinete sostenía una balanza en la mano.

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